Guitarra en un rincon abandonada
sin cuerdas ni trastes ni hermosura
ya no hay quien abrace tu cintura
y te acompañe una voz templada.
Tus cuerdas quebradas por el tiempo
tu garganta silenciada en el recuerdo
yo se que guardan tus entrañas
los sones del hombre enamorado
esperas que te cante en los versos,
y te arranque a ti de tu letargo
Roberto Learsi